La escuela pública es el resultado de un enorme
esfuerzo de toda la sociedad para transmitir su cultura, sus valores y sus
conocimientos a las generaciones venideras. La finalidad de este esfuerzo es no
sólo formar personas, sino también ciudadanos. Es además un derecho que
nuestra Constitución reconoce a todos los españoles.
La calidad de nuestra democracia depende de un sistema educativo
público orientado a favorecer la igualdad
de oportunidades, que posibilite un auténtico ejercicio de la libertad.
Para la Democracia tanto la libertad como la igualdad son imprescindibles, si
alguno de estos dos pilares falla nuestra democracia se resentirá. La escuela pública antepone los fines
sociales y el bien común a los intereses individuales, garantizando la cohesión
social y territorial. La prueba es que los centros públicos escolarizan
al 80% de la población inmigrante, mientras el modelo concertado apenas alcanza
a escolarizar al 20% restante.
Defendemos una enseñanza pública, gratuita y
laica con objetivos educativos comunes y financiada suficientemente por medio
de un sistema fiscal justo y progresivo. Una red pública única cuyo desarrollo
vaya haciendo innecesarios los conciertos educativos.
El proyecto de ley que se está debatiendo en
el parlamento español va claramente en contra de estos principios ya que
favorece claramente una educación privada, clasista, segregadora, adoctrinadora
y economicista.
El proyecto de ley se ha
realizado sin hacer previamente un análisis serio y riguroso de la situación
de la educación en el Estado Español.
No se ha promovido
el debate ni el consenso con la comunidad educativa ni con las fuerzas
políticas representadas en el parlamento. El sentido
común y la razón indican que sólo con un amplio
consenso de la Comunidad Educativa y
de toda la
sociedad será posible mejorar el Sistema. Educativo.
Nos
parece cuando
menos contradictorio, por
no decir cínico, definir
como primer objetivo de esta reforma la “mejora de la calidad educativa. En este sentido la LOMCErepite los errores
de
otras anteriores y se presenta sin una ley de financiación y
todo ello en un contexto de brutales recortes
que venimos padeciendo desde el inicio de la crisis. Se han despedido mas de 100.000
profesores, con las consecuencias que ello conlleva de más horas de clase para los docentes y más alumnos por aula; aumento de las tasas académicas en las etapas no obligatorias
así como en servicios esenciales, como los
comedores escolar.es; tan sólo en este año se ha
presupuestado 50 millones menos para becas,
Consideramos que
la Educación debe
estar al
servicio de la formación
integral
de
la persona y no de los vaivenes del mercado laboral.
Por eso
no compartimos en absoluto las premisas del primer
párrafo del anteproyecto, en el que se apuesta
por una concepción
de la educación
marcadamente mercantilista, hablando de “motor
que
promueve la competitividad de
la economía”, o como
“una
apuesta por conseguir
ventajas
competitivas en
el mercado global”.
Este proyecto de ley
convierte la
educación en una carrera de obstáculos
con continuas reválidas. Apuesta así por una enseñanza
basada en la presión del
examen, frente a un
modelo educativo centrado en
las necesidades y motivaciones del
alumnado que posibilite la mejor formación
para todos y
todas. En vez de buscar estrategias y
formas de motivar y entusiasmar al alumnado por el conocimiento y el
aprendizaje, se concibe la educación
como
un
camino de penitencia
y sufrimiento, trufado
de pruebas
y exámenes continuos,
que convierte la educación
en
un auténtico viacrucis en el que las condiciones culturales y
socioeconómicas familiares van a ser determinantes del éxito escolar. La
aplicación de estas reválidas
supondrá
un aumento del abandono y el fracaso
escolar.
La Educación
debe
garantizar
al alumnado la igualdad
de oportunidades. Esto se
ve gravemente amenazado con las vías segregadoras que
se proponen en el proyecto de ley. Desde los 13 años
se abren tres vías selectivas que suprimen la formación común en la etapa obligatoria y atentan contra la
igualdad real de oportunidades
Esta ley supone un ataque brutal a la
Participación y organización
democrática de
los Centros Escolares. Nos parece completamente inaceptable que
se mermen aún más las competencias de los Consejos
Escolares de los Centros
que pasan a ser órganos meramente consultivos
sin
apenas capacidad decisoria. Asimismo nos oponemos frontalmente a la
“profesionalización” de la dirección, y a que ésta sea elegida
por la Administración. Tampoco
estamos de
acuerdo en la dirección sea una gerencia que pueda incluso seleccionar a su plantilla de trabajadores. La dirección de los Centros debe ser colegiada y elegida
democráticamente por la Comunidad
Educativa
Desde
la certeza de que la Educación
Pública debe vertebrar el Sistema Educativo para garantizar
la cohesión
y la
convivencia, rechazamos las
diferentes formas de
privatización que se apuntan en el Anteproyecto. No nos parece ni justo, ni recomendable,
ni bueno para aumentar la calidad
del
Sistema, que se promueva una "Nueva Gestión” empresarial
de los centros. Nos parece un ataque innecesario a los docentes y a su profesionalidad que se pueda
desplazar forzosamente al profesorado de un centro a otro, de una etapa a otra o
de una asignatura a otra. Nos parece perverso que se fomente la competitividad entre los centros y su especialización (incluso
por
“tipología de alumnado”), estableciendo
clasificaciones según resultados en
rankings, como si de una
competición se tratara, máxime cuando la Administración Educativa debería
garantizar la máxima
calidad en todos los centros, no
en unos cuantos. Todos los centros deben tener todos los recursos necesarios para atender al alumnado adecuadamente,
en función de sus necesidades y no en base a una competición basada en criterios
que siempre son
arbitrarios. Lo más importante no
es que
algunas
familias puedan escoger los
mejores centros, sino que todos los centros ofrezcan
a todas las familias
la máxima calidad. La educación es un
derecho, no una mercancía.
El dinero
público debe ir prioritariamente a la
Educación Pública, cuya gestión, titularidad y funcionamiento debe ser también
público. Consideramos
que seguir aumentando conciertos
a centros que segregan por nivel socioeconómico, procedencia, cultura o ideología
o sexo, perjudica
no sólo a la Educación
sino a toda la sociedad que necesita de un Sistema Educativo integrador,
al servicio de todo el alumnado. No estamos de acuerdo
en que se extiendan los
conciertos
a la nueva formación
profesional básica,
al quedar incluida en la enseñanza obligatoria; o
que se dé
cobertura legal
a los centros concertados que discriminan al alumnado en razón de su sexo, incumpliendo
doctrina de Tribunal Supremo. Los principales cambios que se proponen en
este sentido responden a un pensamiento clasista y
segregador.
Cambiar
Educación para la Ciudadanía por “Educación Cívica y
Constitucional”, parece obedecer a criterios
ideológicos más que a criterios
didácticos. Se pretende privar al alumnado
de tratar cuestiones morales desde una perspectiva laica, a la vez que se potencia aún más la
educación religiosa como una materia más del currículo. En una sociedad que adolece de tantos valores, no parece oportuno
reducir espacios
de pensamiento. Pensamos que Educar a las personas para ser ciudadanos/as activos y críticos
ha de ser el objetivo esencial, sin adoctrinamientos de ningún
tipo.
Por todo lo anterior, los
aquí presentes rechazamos el proyecto de ley orgánica para la
mejora de la calidad educativa (LOMCE) del gobierno del PP ya que a nuestro entender
supone una reforma regresiva, clasista, excluyente y
segregadora, que
atenta contra
el derecho a una educación
de calidad
en condiciones
de igualdad y supone
una
vuelta al sistema de enseñanza
preconstitucional..
Pedimos la inmediata retirada del
proyecto de ley y que se abra un periodo
de diálogo en el que se dé la voz a todos los sectores de la comunidad educativa y a todas las fuerzas políticas con
representación parlamentaria para que desde el consenso avanzar hacia un modelo educativo
que contribuya al éxito escolar de todo el alumnado
y a la
formación de personas
más iguales, más libres, más críticas y más creativas.